El reciente descubrimiento de una nueva cámara en una red de cuevas en el Peñón de Gibraltar, sellada al mundo durante al menos 40.000 años, podría arrojar luz sobre la cultura y las costumbres de los neandertales que ocuparon la zona durante miles de siglos.
En 2012, los expertos comenzaron a examinar la cueva de Vanguard, que forma parte del complejo de la cueva de Gorham, para determinar sus verdaderas dimensiones y comprobar si contenía pasajes y cámaras que habían sido taponados por la arena.
En agosto pasado, el equipo, dirigido por el profesor Clive Finlayson, biólogo evolutivo que trabaja como director del Museo Nacional de Gibraltar, halló una brecha en el sedimento, que los condujo a un espacio de 13 metros en el techo de la cueva, donde las estalactitas colgaban del techo y las cortinas rotas de roca sugerían daños causados por un antiguo terremoto.
“Es toda una cámara”, declaró Finlayson al medio británico The Guardian. “En cierto modo, es casi como descubrir la tumba de Tutankamón; entras en un espacio en el que nadie ha entrado en 40.000 años. Es bastante aleccionador, la verdad”, agregó.
En la superficie de la cámara había huesos de la pata de un lince, vértebras de una hiena manchada y el gran hueso del ala de un buitre leonado, según The Guardian.
“Algo arrastró las cosas hasta allí hace mucho tiempo”, dijo Finlayson. “También hemos encontrado seis o siete ejemplos de marcas de garras arañadas en las paredes de la cueva. Normalmente se asocia ese tipo de marcas de garras con los osos, y tenemos restos de osos en la cueva, pero me parecen un poco pequeños. Me pregunto si el lince cuyo fémur encontramos estaba arañando las paredes”, añadió.
Aunque los huesos -que no mostraban cortes ni marcas consistentes con la intervención humana- son interesantes en sí mismos, el equipo también encontró una gran concha de ballena de perro (un caracol marino) que plantea varias posibilidades.
“Esa parte de la cueva está probablemente a 20 metros sobre el nivel del mar en la actualidad, así que está claro que alguien la llevó hasta allí en algún momento antes de hace 40.000 años”, indicó el profesor. “Eso ya es un indicio de que la gente ha estado allí”, aseguró en declaraciones a The Guardian.
Hallazgos previos
En otros lugares de las cuevas, el equipo recuperó pruebas de la ocupación neandertal, desde hogares y herramientas de piedra hasta restos de animales descuartizados, entre ellos ciervos rojos, íbices, focas y delfines. En 2017, los investigadores hallaron el diente de leche de un niño neandertal de cuatro años en una zona frecuentada por hienas.
“Seguimos buscando allí, pero no hubo ocupación por parte de los neandertales en ese nivel, así que sospechamos que las hienas se llevaron al niño, lo mataron y lo arrastraron al fondo de la cueva”, explicó.
“Una de las cosas que hemos encontrado en muchos niveles de esta cueva es una clara evidencia de ocupación: hogueras y demás. Lo que no hemos encontrado es dónde enterraban a los suyos. Ya que estamos especulando, una cámara en el fondo de una cueva podría ser bastante sugerente; es una especulación total, pero no vas a enterrar a la gente en tu cocina o en tu salón”, señaló el biólogo.
Fuente: Infobae