El menor fue a visitar junto a su familia el Cráter de Diamantes, un parque estatal estadounidense de Arkansas, su ciudad natal. Después de pagar 10 dólares la entrada, comenzaron a recorrer los encantos naturales del lugar.
Hasta que en un momento, ya cerca de la orilla, prestó atención, agudizó la vista y logró divisar una piedra, sin saber que le iba a cambiar la vida.
"Estaba a sólo unos centímetros de una corriente de agua, con un montón de otras rocas que eran del mismo tamaño", dijo que hoy el jovencito que tiene en su poder una auténtica joya. La piedra de la fortuna.
Cuando Kalel reconoció el descubrimiento se lo mostró a su padre, Craig, que sospechó que estaban ante un potencial gran negocio: "Sólo estuvimos en el parque durante unos 30 minutos cuando lo encontró. Su color era tan oscuro que no estábamos seguros si era un diamante, pero sabíamos que necesitábamos analizarlo", expresó.
Entonces descubrieron que habían encontrado uno de los diamantes más grandes de la historia del sitio.
El diamante de 7,44 quilates todavía no se tasó, pero se cree que tiene un enorme valor; apenas por debajo del millón de dólares si se considera que una piedra similar, levemente más grande, se vendió por esa cifra.
Cox calificó al diamante como un "hallazgo verdaderamente extraordinario". Y puntualizó: "El diamante de Kalel es aproximadamente del tamaño de un frijol pinto y de un color marrón muy oscuro, similar al café. La gema tiene una apariencia helada, con la forma de una almohada o de una cometa".