Richard Bull tuvo la brillante idea de conectar el cargador del iPhone a un cable alargador que había conectado al pasillo, haciendo que el cargador descansara en su pecho.
Este descuido hizo que muriese electrocutado, sufriendo varias quemaduras en su pecho, brazo y mano cuando el cargador tocó el agua.
El juez de instrucción Dr Sean Cummings ha escrito una petición a Apple para que prevenga a sus usuarios de utilizar los cargadores cerca del agua, aunque creo que es algo de sentido común.