La peligrosa Variante Delta del SARS-CoV-2 del Covid-19 tiene en alerta al mundo cuando parecía que la pandemia comenzaba a ceder. La expansión hizo que esa mutación del coronavirus se haga predominante en Reino Unido y la India, y desde allí comenzó a expandirse.
De hecho, la OMS puso especial énfasis en esa variante, que se revela como la más peligrosa de las mutaciones hasta ahora, con una mayor tasa de contagio y una aparente mayor mortalidad.
Debido a esto es que la Argentina limitó el ingreso de personas al país con un cupo diario de 600 viajeros. Pero no es el único país que toma medidas.
España volverá a exigir un test anticovid negativo a los turistas británicos que vengan a este país, ante el aumento de los contagios en el Reino Unido atribuido a la variante Delta, informó este lunes el gobierno.
Rusia impuso nuevas restricciones para detener el furioso avance del coronavirus, que ha provocado récords de muertes en sus dos principales ciudades golpeadas por la variante Delta, en plena propagación en el mundo y responsable de un freno en la apertura en países impacientes por volver a la normalidad.
Tanto Moscú, con 124 decesos en las últimas horas, como San Petersburgo, con 110, superaron este lunes sus respectivas marcas diarias de fallecidos por el covid que habían alcanzado durante el fin de semana (114 y 107 respectivamente).
Australia luchaba hoy por contener varios brotes de la Variante Delta del SARS-CoV-2 del coronavirus en distintos puntos del país, en lo que algunos expertos describen como la etapa más peligrosa de la pandemia en el país oceánico desde sus primeros días.
La oriental ciudad de Syden y y la norteña Darwin estaban hoy las dos bajo confinamiento, mientras que la occidental Perth y la oriental Brisbane decretaron el uso obligatorio de tapabocas.
En Perth, autoridades advirtieron que la ciudad podría imponer un confinamiento luego de que un residente dio positivo en coronavirus tras haber estado en Sydney, donde comenzó el actual rebrote en Australia, hace más de una semana.
La pandemia no se ensañó tanto con Australia como con otros países, y acumula menos de 31.000 casos y 910 muertes desde que registró las primeras infecciones.
Sin embargo, los nuevos rebrotes han puesto bajo la lupa la lenta campaña de vacunación, que apenas tiene completamente inmunizados al 5% de los 25 millones de habitantes del país.
"La pandemia todavía está sobre nosotros. Ciertamente entiendo la frustración de la gente (...) ¿Pero cómo deberíamos seguir adelante? ¿Nos rendimos? ¿O seguimos mostrando la misma determinación" que al principio, dijo hoy el primer ministro Scott Morrison.
En declaraciones en Canberra luego de una reunión de gabinete, Morrison anunció que todos los trabajadores de geriátricos tendrán que tener al menos una dosis de la vacuna para septiembre para poder trabajar, informó la cadena pública de noticias ABC.
La decisión generó críticas inmediatas en la prensa, puesto que se suponía que la vacunación de los trabajadores de geriátricos con al menos una dosis debía estar completada hace tres meses.
La mayoría de los nuevos casos derivan de un conductor de limusina que trabaja para las tripulaciones de aerolíneas y que dio positivo a mediados de junio en la variante Delta.
No estaba vacunado y al parecer no usaba tapabocas, y se sospecha que estaba infectado mientras trasladaba a trabajadores de aerolíneas extranjeras.
Los habitantes de Sydney, la ciudad más poblada de Australia, iniciaron ayer un confinamiento total de dos semanas.
El confinamiento de 48 horas de la ciudad de Darwin y su periferia fue prolongado este lunes hasta el viernes ya que el número de contagios vinculados a una mina de oro aislada pasó a siete.
"El riesgo aumentó en las últimas 24 horas. Ahora entramos en un periodo extremadamente crítico. Tenemos que seguir confinados el tiempo de cercar el virus", declaró el responsable del Gobierno en la región norte de Australia, Michael Gunner.
Las autoridades también instaron a la población aborigen, que sería más vulnerable al virus, a no viajar a Darwin.
Fuente: Ámbito