Si Fidel viviera, ¿que hubiera pasado? Recientemente una alumna de 18 años ha sido expulsada de la universidad por formar parte de una organización política “contrarrevolucionaria”. A todo esto, y lo novedoso es que seis compañeros de clase se opusieron abiertamente a su destierro.
“Admiro su valentía”, escribe a EL PAÍS por chat desde Cienfuegos (Cuba) Karla Pérez González, la estudiante proscrita, atribuyéndoles un especial arrojo porque, según dice, las autoridades los advirtieron de que los que se pusieran de su lado serían “analizados”.
Pérez González estudiaba primero de Periodismo en la Universidad de Las Villas en Santa Clara; Había sido la única de su provincia que logró una beca pública para entrar en la facultad y desde unos meses atrás había comenzado a escribir en el blog de Somos+, un grupo opositor de nueva hornada, tras el seudónimo de Oriana, por la periodista Oriana Fallaci.
“Tomé esa decisión porque durante más de una décadas de formación en las escuelas socialistas el proyecto de país vigente no me convenció”, dice sobre su paso al activismo político. “Era consciente de los pros y los contras. De un lado amanecía sintiéndome más libre y de otro con miedo por mí y por mi familia por el posible acoso de los órganos de Seguridad del Estado. Sin haber entrado aún en la universidad, ya estaba pensando en que me podían expulsar”.
Superado el primer semestre con óptimas calificaciones, fue sometida a una evaluación ideológica por un comité de alumnos de organizaciones oficialistas que analizó, sin convocarla, su relación con el grupo disidente y sus comentarios en Facebook. El 11 de abril asistió a la votación en la que ocho compañeros de aula pidieron su salida y seis no. “Uno con el que no había tenido ningún percance se levantó y propuso mi expulsión”, relató días después en la página de Somos+.
“Se me acusó de manipular a mis amigos y de haber llevado desde inicio de curso una estrategia para subvertir a los jóvenes que me rodeaban. La vicepresidenta de la Federación Estudiantil Universitaria de mi facultad se paró enfrente del aula y expresó: “Ella es una mala persona y nos ha engañado”. Terminada esa reunión comenzó otra, sin mí, con el rector y todos los estudiantes de Periodismo. Aparentemente se hacía oficial mi expulsión y se repetía que evitaran el contacto conmigo”.
Dos días después su caso ya correteaba por las redes sociales y la FEU ratificaba en un comunicado la decisión contra ella por “ser miembro de una organización ilegal y contrarrevolucionaria”. El próximo lunes irá a recoger el veredicto “con optimismo en el mañana” y voluntad de “apelar y apelar”.