JUSTICIA

Abuso sexual

Declararon contra Zanchetta: Fotos pornográficas y noches de alcohol

Las imágenes se hallaron en el celular del exobispo acusado de abuso. Religiosos recordaron que el acusado viajó a darle explicaciones al Papa.

En la segunda jornada del juicio oral al exobispo de Orán Gustavo Zanchetta por abuso sexual, los jueces escucharon testimonios sobre cómo se encontraron fotos pornográficas en el celular del religioso, un hecho que la Iglesia se preocupó por mantener en reserva. También se expuso que el sacerdote, cercano al Vaticano y denunciado por dos exseminaristas, tenía “preferencia” por algunos de los jóvenes que se estaban formando para ser curas en el norte provincial, que les hacía regalos, les “pedía masajes” y que promovía el consumo de alcohol.

Gabriel Alejandro Acevedo, que ocupaba el rol de director espiritual de los seminaristas, fue uno de los testigos que declararon ayer ante los tribunales oranenses.

Acevedo relató que en septiembre de 2014 Zanchetta hizo una visita a Rivadavia por actividades religiosas y que luego de eso le entregó su celular al canciller del Obispado para que bajara a la computadora las fotos que había tomado durante el viaje y que hiciera una selección de imágenes para enviar a AICA (una agencia de noticias católicas) y subir a las redes sociales.

Fue entonces que encontraron en el teléfono fotos de contenido pornográfico en las que aparecían Zanchetta, que era obispo de Orán en ese momento, y algunos jóvenes. El testigo dijo que al ver esas imágenes el canciller lo llamó para mostrárselas. Eso llevó a que se hiciera una consulta con quien fue obispo de Orán antes de Zancheta y que se contactó al arzobispo, Antonio Cargnello. Luego llegó un pendrive con las fotos al Nuncio metropolitano.

El rol de Cargnello

El sacerdote Martín Alarcón, por su parte, también declaró que cuando tomaron conocimiento de que se habían encontrado fotos pornográficas en el teléfono de Zanchetta se comunicaron primero con el exobispo de Orán, Marcelo Colombo, por ser canonista. “Él nos pidió mantener reserva pero que habláramos con el arzobispo Cargnello, que no quería aceptar la denuncia, decía que era parte de la vida privada, pero al último nos la aceptó”, indicó. 

“Para que no se escapara alguna foto a la calle, se lo llevó al Papa directamente el Nuncio, no se hizo ningún papel”, agregó Acevedo.

Luego de que trascendieran las denuncias contra Zanchetta, el papa Francisco había asegurado a medios internacionales que en aquella oportunidad “mandó a llamar” al entonces obispo de Orán, que él “se defendió bien” y que argumentó que le habían hackeado el teléfono. 

“Lo convenció al Santo Padre pero no al cardenal (Polli). Por miedo, no se hizo el peritaje de la foto”, declaró ayer Acevedo, quien trabajó de vicario general y ahora es párroco de una iglesia del barrio Güemes.

“Elegidos”

Gustavo Zanchetta está imputado por abuso sexual simple agravado por ser ministro de culto religioso reconocido, en perjuicio de dos exseminaristas que cursaban sus estudios en el instituto San Juan XXIII.

En la segunda audiencia oral del juicio que se realiza en la ciudad norteña declararon 8 personas. La jornada fue abierta a la prensa, a diferencia de la primera.

Según indicaron diferentes testigos, Zanchetta tenía “elegidos” entre los jóvenes que se estaban formando para ser sacerdotes. “Yo era uno de ellos”, aseguró Hernán Caniche, quien era seminarista, hacía de chofer del sacerdote y declaró ayer.

El exseminarista contó que fue bautizado como “peluche” por el propio obispo y que recibió regalos como perfumes, ropa, dinero y hasta una computadora. 

Caniche aseguró que cuando quiso dejar el seminario porque había conocido a una chica, Zanchetta se molestó. “Fue a hablar con la chica que era mi novia y le aseguró que yo volvería al seminario. Me mandaba cartas”, repasó.

“Eran chicos carentes de recursos económicos y emocionales. Los regalos les daban cierto nivel, hacían que se sientan bien. Pero con el tiempo se iban dando cuenta de que eran manipulados”, declaró por su parte el sacerdote Gabriel Acevedo, uno de los cinco sacerdotes que denunciaron al entonces obispo ante la Nunciatura.

“Para mí los elegía por lo físico y también por cierta debilidad emocional”, aseveró Marcio Torina, otro exseminarista que se presentó como testigo y que aseguró que “si no se lo llevaban (a Zanchetta), podía haber sido algo mayor”.

También declaró una psicóloga que atendía algunas consultas de los seminaristas. Advirtió sobre las “preferencias” que demostraba el religioso y habló de la situación emocional de uno de los jóvenes. “En 2017 M. pidió verme. Lo atendí y estaba muy angustiado. Me mencionó que Zanchetta lo había afectado muchísimo, él lo había tomado casi como una figura paterna. Era una persona vulnerable, este joven tenía una situación parental muy complicada”, destacó.

La psicóloga aseguró que también escuchó que el obispo “le metía el dedo en la boca” a algunos jóvenes al darles la comunión. Por entonces, remitió dos cartas ante la Iglesia. En la primera, según contó, pidió “que no haya tratamiento diferencial”. También recordó que enfrentó al entonces obispo: “Le dije por qué había preocupación porque alguno dejara el seminario y otros no. Pero Zanchetta solo se encogió de hombros, como si no le importara”. La psicóloga aseguró que emitió la segunda carta cuando Zanchetta dejó el obispado porque vio que los chicos estaban “más expresivos y comenzaban a hablar”. 

También declaró ayer otra psicóloga, Fabiana Isa, que colaboraba ad honorem con el Obispado y hacía los test de ingreso. Isa contó que una vez se cruzó en la calle con uno de los seminaristas, a quien trató por problemas de su infancia, y le contó que “en Los Toldos se despertó con la mano de Zanchetta en su rodilla”.

Masajes y abrazos

Hernán Caniche, el seminarista que fue chofer de Zanchetta, coincidió con otros testigos que relataron que el entonces obispo solía pedirles masajes a los jóvenes. “A mí me pidió que le masajeara los pies mientras él estaba en boxer o short”, le contó al Tribunal.

Caniche dijo que a los dos jóvenes que hicieron las denuncias de abuso sexual por las que Zanchetta llegó a juicio, el exobispo les daba “abrazos desde atrás, besos en el cuello y le apoyaba los genitales”. Aseguró además que uno de ellos le contó que en Los Toldos “le metió el dedo en la boca”.
Diferentes testigos destacaron que durante el obispado de Zanchetta primaba el “miedo basado en el abuso de poder”.

Caniche advirtió que esto era “incluso afuera del seminario”, y recordó la noche en que Zanchetta se molestó porque lo pararon en un control vehicular, un episodio que se difundió en medios de comunicación en su momento, como ejemplo de la manera que tenía de abusar de su autoridad.
“Se enojó muchísimo por un control que nos hizo Gendarmería en la ruta. No sé con qué juez habló, pero hizo cambiar a todo el grupo de gendarmes, al otro día ya no estaban”, relató.

El diácono Arnulfo Pérez, por su parte, contó que cuando regresaban de un viaje a Córdoba vio cómo Zanchetta le hacía un gesto obsceno con el dedo mayor a un grupo de seminaristas. Pérez aseguró que, al llamarle la atención por su actitud, le respondió que a un obispo no se le corregía y le dijo que la próxima vez que lo hiciera lo sacaría del seminario. 

Además de los exseminaristas declararon tres de los cinco sacerdotes que realizaron las primeras denuncias contra Zanchetta ante la Iglesia: Martín Alarcón, Gabriel Acevedo y Juan Manzano. 

Los tres curas oranenses coincidieron en que Zanchetta tenía una “omnipresencia asfixiante para con los seminaristas”, y que “acudía al seminario como ningún obispo antes”. 

“A todos los obispos anteriores les di la llave de la casa, a Zanchetta no, y veía la forma de entrar por la iglesia”, aseveró Acevedo, que estuvo casi 15 años en la Catedral, en referencia a la vivienda donde permanecían los seminaristas.

Los religiosos indicaron haber vivido “situaciones incómodas”. Alarcón, por ejemplo, indicó que Zanchetta ahondaba “mucho en la vida privada” de los seminaristas. “Caminando a la Catedral, le preguntó a uno de ellos cuánto median sus genitales”, relató.

Por su lado, Acevedo contó que Zanchetta bebía alcohol e “insistía” en que todos hicieran lo mismo. “Se tomaba cerveza o champagne, en la Catedral, en el seminario... adonde iba”, contó sobre las “largas sobremesas” del entonces obispo. 

“El Papa le dio una chance”

Testigos relataron ayer que, tras el hallazgo de las fotos pornográficas en su celular, Gustavo Zanchetta fue trasladado al Vaticano y que “convenció” al Papa de su inocencia. 

“El Papa le dio una chance más y vino cambiado completamente. Para nosotros fue una esperanza maravillosa, creíamos que había entendido que la cosa no iba por ahí, pero eso duró como mucho 6 meses”, indicó uno de los sacerdotes que declaró ante el tribunal.

Agregó que a los meses del encuentro de Zanchetta con el Pontífice, la situación en Orán se tornó insostenible: “No manejaba ni su persona para con todo el mundo. Golpeaba la mesa y decía que él era el obispo, el sucesor de los apóstoles”.

Fuente: El Tribuno 



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