La amistad entre los rugbiers se quebró al momento de conocer cuál sería su condena por el crimen de Fernando Báez Sosa. A tal punto que, en los últimos días, protagonizaron una fuerte pelea en el penal de Melchor Romero y la justicia tomó una drástica decisión para evitar nuevos conflictos entre ellos.
Tras finalizar el juicio en Dolores, los condenados presentaron un alarmante estado psicológico que preocupó al Servicio Penitenciario sobre su salud mental y la posibilidad de "autolesiones". En este marco, se conocieron las discusiones y enfrentamientos que tuvieron desde la sentencia.
En la última semana, se conoció una carta que escribió desde el penal en la que aclaraba que "siente claustrofobia y que lo disculpen". Esto se debió a las reiteradas patadas que el condenado le dio a la celda en donde se encuentra detenido. Recién logró calmarse cuando fue visitado por un pastor, quien le entregó una Biblia como material de lectura.
Por lo pronto, él permanece en Melchor Romero. No obstante, se estima que sea uno de los condenados que no seguirá su condena en el penal de Campana, como anhela su familia y el resto de los rugbiers, sino que pase a una cárcel de máxima seguridad.