Los habitantes de China no podrán jugar a Pokémon Go. Las autoridades del país creen que el juego es demasiado peligroso como para ser permitido, debido a que lo consideran una amenaza para la seguridad pública. "Aunque ha dado un ejemplo positivo para el desarrollo de la industria, algunos incidentes demuestran que supone una amenaza para la seguridad de la información geográfica, la del transporte y la personal", ha señalado en un comunicado la Asociación China de Publicaciones Audiovisuales y Digitales. En el verano, momento en el que el juego comenzó a alcanzar su mayor éxito, el gobierno de Pekín ya vetó el juego de forma temporal. Su decisión es ahora permanente.
Este organismo, principal responsable de la censura en China, junto con otros, ha evaluando los riesgos del juego para justificar su prohibición. Pokémon Go ya había tenido problemas para operar en el país, dado que usa sistemas GPS, bloqueados en la red de Internet el país asiático, y también es complicado tener una cuenta de Google —necesaria para poder entrar en el juego—. Como contaba Zigor Aldama, redactor de EL PAÍS en Shanghái, solo una pequeña minoría de internautas se había organizado para darse consejos y enviar una versión desencriptada y poco estable del juego. Además, los personajes que hay que combatir están bloqueados en una amplia zona geográfica que comprende casi todo el territorio del país, de forma que solo unos pocos chinos habían logrado descubrir las pequeñas criaturas de Nintendo en provincias remotas como Xinjiang —en el extremo noroccidental— y Liaoning —en el noreste—, que quedan fuera del cuadrante vacío.
Con la prohibición, China asegura que quiere evitar que los usuarios exploren zonas peligrosas, como sería el caso de zonas militares, por ejemplo, y que ocurran otros problemas como los ocurridos en otros países: como estampidas, accidentes de coche o caídas, entre otros, porque los usuarios se distraen con el juego. También han mostrado su preocupación por la información que recoge el juego mediante el GPS.
Este no es el único juego que el país ha prohibido. Tampoco permite otros juegos similares de realidad aumentada basados en la localización.