El año 2100 puede parecer distante pero los científicos ya imaginan el futuro sombrío que nos espera si no actuamos para frenar la crisis climática. Entre estos escenarios, la acelerada extinción de especies: el cambio climático pone en peligro a aproximadamente uno de cada cinco animales de la Lista Roja de especies amenazadas de la Union Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), lo que aumenta la probabilidad de que se extingan.
Y según una investigación reciente publicada en la revista Earth's Future, ciertos animales son incluso más vulnerables de lo que se pensaba. Con un clima más cálido, el hielo de verano en el Ártico se ha estado reduciendo rápidamente y ahora cubre menos de la mitad del área que cubría a principios de la década de 1980. Lo que plantea la siguiente pregunta: si esto sigue así, en el futuro, ¿el hielo marino, y las criaturas que lo necesitan para sobrevivir, persistirán en algún lugar?
El estudio apunta a una región de 1 millón de kilómetros cuadrados al norte de Groenlandia y las costas del archipiélago canadiense, donde el hielo marino de verano durante todo el año fue tradicionalmente más grueso y, por lo tanto, probablemente más resistente. Allí, cada año el hielo se expande a medida que la superficie del mar se congela durante el largo y oscuro invierno, y se derrite durante el verano; pero desde 1979, el hielo marino del Ártico disminuyó en un promedio de 27.000 millas cuadradas al año —casi 70.000 km cuadrados— y no volvió a recuperar su extensión.
Los investigadores vinculan la desaparición animal en estas regiones con el derretimiento completo del hielo de verano en un escenario de altas emisiones de gases de efecto invernadero que hacen casi imposible que las especies dependientes del hielo sobrevivan a fines de siglo.
Sus conclusiones son que, tanto en escenarios optimistas como pesimistas, para el verano de 2050, el hielo en esa región adelgazará drásticamente. Bajo el escenario optimista, si las emisiones de carbono se pueden controlar para entonces, algo del hielo podría persistir indefinidamente. En el escenario pesimista, por el contrario, en el que las emisiones continúan en su camino actual, el hielo desaparecería para el 2100. (Según un informe publicado por las Naciones Unidas en agosto, estamos siguiendo el camino de mayor calentamiento).
Este deshielo del Ártico en verano no es solo un problema para los humanos, como los grupos indígenas locales que dependen del hielo marino para cazar, sino también para los mamíferos más grandes, como las focas y los osos polares, para quienes la cobertura de hielo durante todo el año es fundamental para mantener su estilo de vida.
Y debido a las amenazas humanas —desde el calentamiento global hasta la extracción de petróleo y gas—, este hábitat y las fuentes de alimentos están en riesgo. La Lista Roja de la IUCN señala que el oso polar es vulnerable, el último paso antes de que esté oficialmente en peligro de extinción.
Si bien algunos animales pueden adaptarse a un clima cambiante, es menos certero que el oso polar pueda. Según un estudio publicado este año, los osos polares evolucionaron para consumir una dieta blanda de grasa y carne y son menos capaces de consumir alimentos más duros, lo que hace que sea difícil vivir en otro lugar. Existe la posibilidad de que sobrevivan durante un tiempo pero no el suficiente para que evolucionen.
Para salvar el hielo de verano del ártico y preservar el hábitat de los osos polares será necesario reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero de inmediato. Los investigadores enfatizan en que hay una gran diferencia entre las trayectorias de derretimiento del hielo en un escenario de bajo calentamiento versus un escenario de alto calentamiento (que excede los 2° C). Según creen, aún puede ser posible que el hielo marino se recupere si "la tendencia al calentamiento global se invierte", salvando así a criaturas que dependen del hielo como el oso polar.