Su imagen recorrió el mundo en 2016, cuando vestía una camiseta de la Selección Argentina hecha con una bolsa de plástico. Ahora, el joven vive con su familia en un pequeño apartamento de la capital afgana, a donde huyeron hace dos meses desde su aldea natal en la provincia meridional de Ghazni, escapando de los ataques talibanes que avanzaban sobre las ciudades del interior.
Sin embargo, no esperaban que poco tiempo después los islamistas lograran tomar el control de Kabul tras una ofensiva relámpago, capturando la capital el pasado 15 de agosto sin hallar ningún tipo de resistencia por parte de las fuerzas de seguridad afganas.
“Estoy atrapado en casa y no puedo salir porque tengo mucho miedo a los talibanes”, dijo a Efe el joven Murtaza, que pertenece a la atacada minoría chiita hazara, objetivo constante de ataques, sobre todo del grupo yihadista Estado Islámico.
“Quiero viajar a un lugar seguro desde Afganistán. Por favor, sálvenme de esta situación”, rogó el niño, que pidió ayuda a los futbolistas del mundo, en especial a Messi, para que pueda salir con su familia del país y “jugar al fútbol en paz”