Desde la cárcel de Ezeiza, condenado por el crimen de Ángeles Rawson, el portero Jorge Mangeri dio su versión sobre la investigación.
El portero afirmó que aunque ya fue juzgado le "arruinaron la vida y alguien tiene que venir acá conmigo. Ya me perjudicaron pero hay cosas que no se pueden repetir, hay gente que no puede seguir trabajando".
Mencionó a Alberto Nisman y contó que "no sé si hubiésemos evitado lo que pasó pero hoy hubiésemos sabido la verdad porque el comisario Rodolfo Gutiérrez, la perito, la fiscal Viviana Fein, el personal policíaco y los médicos que actuaron de la misma manera en mi causa.
Plantaron pruebas, modificaron la escena, armaron la causa, manipulando las pruebas; es una vergüenza".
En relación con los rasguños que presentaba su cuerpo declaró que ese viernes 14 de junio de 2013 sufrió apremios ilegales y torturas por personal policial dentro de un patrullero.
Relató que las dos personas que debían acompañarlo a hacer la supuesta declaración testimonial lo ataron de manos con un precinto, le pusieron un gorro y lo torturaron dentro del patrullero quemándolo en la panza, espalda y cara.
El encargado del edificio de Palermo contó que llegó a la Fiscalía, se encontró con toda la familia de Ángeles y a la única persona que recuerda haber visto fue a la madre de la víctima ya que se encontraba convulsionado.
Afirmó que la mujer lo abrazó y cuando él le dio el pésame ella le dijo: "Perdón, perdón, perdón".
Además, acusó a la familia de la víctima de mentir ya que "la madre cuenta una versión del hecho, el hijo otra y el padrastro de la víctima otra. Yo relaté un hecho y la familia tres, por eso digo que mienten.
Revisen solo ese suceso para entenderlo".
El medio le cuestionó a Mangeri si su entorno le pagó a Miguél Ángel Pierri, su anterior abogado, ya que él había mencionado que no le había pagado ni un centavo y dijo "que yo sepa no, Pierri me pidió que dijese que un empresario le pagaba los honorarios. Yo no conocía a esa persona. Nunca me dijo Pierri quién era".
