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Rosario

Vecinos intentaron linchar al sospechoso del crimen del niño de 11 años

Los vecinos acusaron al propietario de la casa de ser capo narco de una banda dedicada al narcomenudeo junto a sus dos hijos. Luego de que se iniciara la violencia fuera de la casa del sospechoso de asesinar a Maximiliano Jerez, la policía se llevó a todos los detenidos.

Los vecinos del barrio "Los Pumas" de la ciudad de Rosario demantelaron a mazazos, martillazos y piedrazos la casa del sospechoso del crimen de Máximo Jerez, el niño de 11 años asesinado ayer mientras estaba en la vía pública. Denunciaron que se utilizaba como búnker para vender drogas, según informaron fuentes policiales.

El hecho se originó pasadas las 13, cuando los vecinos comenzaron a agolparse frente a una vivienda ubicada en la calle Cabal bis al 1300, que es la propiedad del sospechoso del crimen de Máximo y a quien los vecinos acusaron de ser capo narco de una banda dedicada al narcomenudeo junto a sus dos hijos. 

Como se puede observar en el video, los vecinos comenzaron a arrojar piedras contra el frente de la vivienda, y desde adentro, el sospechoso y sus familiares respondieron con botellazos hacia los manifestantes. El hecho quedó registrado en imágenes por distintas cámaras de televisión, en las cuales se observó el momento en el que un hombre desde la terraza de la casa extrajo un arma de fuego y efectuó varios disparos contra la gente.

Minutos más tarde, varios grupos de policías especiales llegaron y detuvieron al sospechoso, a dos de sus hijos y a otros familiares que se hallaban dentro de la vivienda, mientras disparaban balas de goma contra los vecinos para dispersarlos.

La policía se llevó a todos los detenidos y la casa quedó liberada a los vecinos, que con mazas, martillazos y palazos lograron derribar paredes y saquear todo lo que quedaba en el interior de la vivienda, que denunciaron que se trataba de un búnker desde donde se vendían drogas.

Mientras la casa era derrumbada, los vecinos aplaudían y "marcaban" otras casas que consideraban que eran utilizadas como kioscos de drogas. Del interior de la casa, los vecinos se llevaron una heladera, desmantelaron los baños y se llevaron los inodoros y hasta al perro, tras lo cual realizaron un principio de incendio dentro de la propiedad que a los pocos minutos fue sofocado.

Varios manifestantes resultaron heridos, entre ellos el padre de Máximo, que recibió varios perdigones de goma disparados por los policías para dispersar a los manifestantes, mientras que la tía del niño asesinado sufrió una descompensación.



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