Apenas pasaron horas desde que la opinión pública se vio sacudida por un inédito secuestro extorsivo en nuestra capital, cuando desde la frontera norte, en el pueblo de Salvador Mazza, una mujer denunció que su pareja fue secuestrada por delincuentes de nacionalidad boliviana (supuestamente) y que les exigen para entregarlo con vida la suma de 28.000 dólares. La denuncia se radicó ayer en horas de la tarde, pero el secuestro -según la denuncia que realizó la mujer- se produjo el día anterior.
En su relato, la madre de la víctima -Irene Santa Tárraga-, denunció que su hijo Carlos Pellegrino Argañaraz se encuentra privado de su libertad en algún domicilio de la ciudad de Yacuiba o San José de Pocitos (Bolivia) y que los secuestradores les exigieron entregar 28.000 dólares a cambio de su libertad.
Todo se estaba encaminando -dijo- al pago del dinero, el que se iba a realizar en la ciudad de Tartagal, en la plaza central, pero ahí el "cobrador" se trenzó a golpes con un familiar del secuestrado Argañaraz, frustrándose el pago del rescate.
Horas después, los delincuentes se contactaron con la familia de la víctima y le recriminaron la actitud con el enviado a cobrar y les advirtieron que el tiempo se acababa y la vida de Argañaraz dependía del inmediato pago de la suma exigida.
Horas después se convino entre las partes, sin la intervención en esos momentos de la Justicia y la Policía argentina, de una entrega pactada en casa de un familiar de los secuestradores (gente conocida en el ambiente delictivo de frontera), pero al llegar los familiares con el dinero, supuestamente, esta persona se negó a recibirlo, porque no quiso complicarse en la maniobra ilegal.
Desde ese momento se cortó el diálogo con los secuestradores y ya en la mañana de ayer les llegó a los familiares de Argañaraz videos del secuestrado donde el mismo le pide por favor que hagan lo posible para pagar el rescate, y advierte a su familia que los que lo tienen privado de su libertad no están jugando y que lo están maltratando por la falta de pago.
En las grabaciones se lo ve al hombre desesperado y clamando por su libertad y asegura no saber dónde se encuentra.
Desde ese mismo momento, comenzó a actuar la Justicia argentina, aunque no se sabe a qué nivel. Se sospecha que el hombre se encuentra en algún domicilio de la Bolivia.
Ninguna voz oficial se pudo conseguir hasta el momento.
Lo cierto es que en la denuncia radicada en Salvador Mazza, la familia de la víctima reconoce a la mujer que hizo de entregadora en el hecho como la misma que se comunica con ellos para solicitar el pago de la cuantiosa suma de dólares.
Amenazas de sangre
El hombre secuestrado pide a su familia que paguen lo solicitado a como dé lugar: “Por favor, me van a cortar un dedo, me van a cortar una oreja, consigan esa plata y páguenle a esta gente, háganlo por mi hijo”, dice en una parte de un extenso video que le enviaron a los familiares de Argañaraz.
El tema causó indignación y obviamente temor en toda la frontera con Bolivia.
“La sensación de inseguridad que provocan estos hechos es devastadora, sobre todo en estos lugares donde los delitos de frontera siempre ocupan los portales de todos los medios, pero pocas veces se vio algo de esta magnitud”, dijo anoche un vecino de Salvador Mazza.
Fuente: El Tribuno