No hay rastros en las dependencias del Estado del ícono de la Virgen de la Ternura, de la Catedral de Vladimir, que el papa Francisco le regaló a Cristina Kirchner en 2015. Tampoco de la mayólica que replica la placa con la imagen de la Plaza San Pedro en conmemoración de los 30 años de la mediación de Juan Pablo II en el diferendo limítrofe con Chile, que el Santo Padre le obsequió a la ex Presidente en 2013.
En realidad no hay rastros de ningún obsequio que hubieren recibido Néstor o Cristina Kirchner en sus años como presidentes, primera dama o primer caballero -según corresponda- de acuerdo con la información difundida este jueves por la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso. Tampoco de los viajes protocolares que realizó el ex vicepresidente Amado Boudou cuando le tocó representar a la Argentina por el mundo.
"No hay ningún regalo registrado ni patrimoniado y estamos analizando hacer una denuncia por peculado. Los regalos son del Estado, no personales, y si alguien se lleva algo que no corresponde lo está robando", aseguró la funcionaria en diálogo con Román Lejtman y Silvia Mercado en Radio Nacional.
En derecho penal se denomina peculado a la malversación de caudales públicos, un delito que consiste en la apropiación indebida del dinero perteneciente al Estado por parte de las personas que se encargan de su control y custodia. Está tipificado en el capítulo VII del Código Penal de la Nación y prevé una pena de hasta 10 años de prisión e inhabilitación absoluta para el funcionario involucrado.
De avanzar la denuncia se abriría una discusión sobre la naturaleza de los regalos que reciben los funcionarios que pasan por la gestión pública: ¿son personales o son para el Estado? La Ley de Ética Pública prevé en su artículo 18 que los obsequios de cortesía o "de costumbre diplomática" deben ser registrados e incorporados al patrimonio estatal.
El gobierno de Mauricio Macri abrió el registro e instó a sus funcionarios a cargar los datos de los obsequios que reciben. Informan que hay vinos, pañuelos de seda, libros y hasta salamines, pero no se puede constatar por un detalle: el sitio oficial con la lista de obsequios está caído.
Alonso admitió que algunas veces el Presidente no pudo resistirse a la tentación y se hizo el distraído: parece que los chocolates son su perdición.
Fuente: Infobae