Desde 2014 esperan que cumpla la promesa de adoquinar la calle que hoy es intransitable, llena de pozos, matorrales y sin luz. Si no cumplís no entrás más a Talapampa, le dijeron al intendente de La Viña Mario Aramayo.
En época de lluvias, el camino hacia la escuela rural N° 4333 es imposible de transitar. En realidad todo el pueblo viejo de Talapampa es un lodazal. Distante a 90 kilómetros de Salta, ubicada en el extremo sur del Valle de Lerma, nunca se hicieron obras de ningún tipo para evitar que las aguas que derivan de los campos contiguos aneguen las calles y caminos vecinales.
Los vecinos, cansados de las promesas nunca cumplidas de los políticos, decidieron reclamar por la falta de obras y el abandono que padecen alrededor de 600 personas, entre niños y adultos, de parte de la Municipalidad de La Viña, jurisdicción a la que pertenece este pueblo, que ya hace muchos años dejó de ser un población rural dispersa.
Talapampa es el punto donde la Policía de la Provincia realiza controles a diario a todos los que viajan por la ruta nacional 68 hacia los Valles Calchaquíes. Allí, el pueblo salió a reclamar, cansados de ser los olvidados de siempre.