Una historia de entrega desinteresada y de desafiar límites llevando la palabra de Dios, así fue la vida de María Silvia Fiorentino, quien fue durante toda su vida Esclava del Corazón de Jesús y actualmente ocupaba el cargo Madre Superiora de la Congregación de las Hermanas esclavas del Corazón de Jesús al que pertenece el Colegio Jesús de Salta.
La noticia de su partida causó un hondo penar en la comunidad religiosa de diferentes partes de argentina y el mundo.
En torno a su obra y predicación, la hermana Fiorentino fue una de las impulsoras de misionar en sueño arficano. Esta misión fue fundada en mayo de 1997, cuando arribó a Parakou, una ciudad de unos 150 mil habitantes. La promoción de la mujer, la primera evangelización y catequesis serían los pilares de la labor en África.
En el año 2011 publicó “Africa Nuestra”, un libro en donde se compiló una serie de cartas que ella misma fue escribiendo como experiencia de lo que vivió en la Misión Sagrado Corazón en Benin, África.
¿Pero qué la llevó hasta suelos tan lejanos? En una de sus cartas cuenta sobre sus líderes de su infancia, Jesús, Ghandi, Martín Luther King y Mandela. “Me metí en muchos líos – cuenta – siempre tenía una causa perdida entre mis manos, estaba alterada por alguna injusticia que salvar, me podían los sufrimientos de los demás, empecé a darme cuenta de que los políticos mentían y que no me llenaban las cosas que se podían comprar”
Como muchos la rescuerda, María Silvia no era monja de escritorio, ni quería ser monja a medias entonces reflotó un sueño de la infancia, su sueño de exploradora: África que luego se tiñó de entrega de saltar fronteras y de abrir nuevos caminos para la Iglesia y el mundo.
María Silvia Fiorentino, una Hermana con mayúsculas, un verdadero tesoro que nos dio esta tierra salteña. Una mujer que supo dar testimonio de levar la vocación de ayudar a su máxima expresión.
Fuente: Informate Salta