TECNOLOGIA

#JuguetitoNuevo?

Los varones también juegan a las muñecas

Su nombre es Samantha y es “suave al tacto y en el trato”.

Llega a Europa el nuevo sextoy para los caballeros. Se trata de una muñeca sexual con inteligencia articficial. ¿De qué se trata? Segui leyendo la nota.

El experto en nanotecnología Sergi Santos, lleva años trabajando en la idea de dar respuesta a las necesidades primarias del ser humano: el afecto. El proyecto ya es un prototipo y se llama Samantha. Pesa unos 40 kilos, tiene los ojos verdes, una larga cabellera de color castaño y unas medidas de 90-55-90. La muñeca perfecta.

La sex doll está hecha de TPE puro (elastómero termoplástico, un material relativamente nuevo en el mercado) e incorpora un microprocesador en la cabeza que funciona mediante un “algoritmo potentísimo” creado por Santos. Este sistema le permite interactuar con las personas en distintos modos: desde familiar --haciendo compañía en el sofá mientras se ve una película, por ejemplo-- hasta sexual, lo que incluye la capacidad de la muñeca de “llegar al orgasmo”, asegura este científico de 38 años, “siempre que su acompañante sea capaz de estimularla” convenientemente.

 “Estoy muy cansado de intentar explicar lo que hago y que nadie lo entienda o que me digan que no sirve para nada --dice--. Ahora mis colegas científicos replican que este proyecto no tiene ningún impacto científico, pero yo pienso todo lo contrario: Samantha es muy fácil de explicar y todo el mundo entiende a la primera para qué sirve. Al fin y al cabo, el objetivo de la tecnología es que se entienda para poder darle una aplicación concreta y así poder venderla”.

Por otro lado, Santos indicó que busca que esta nueva forma de compañía llegue lo antes posible a los clientes y que el precio se ajuste a todos los bolsillos. “Samantha trabaja offline. Esto significa que todo lo computa en su cabeza, lo que asegura la privacidad del cliente desde todos los puntos de vista”, resalta el creador.

Finalmente indica que necesita obtener inversión para que el proyecto se vuelva realidad. El primero en apostar por Samantha fue un compañero de trabajo quien puso 50 mil euros.

“Mi objetivo no es sólo que copulen con Samantha, sino que se enamoren de ella”, concluye el científico.



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